El hermetismo es una de las doctrinas más antiguas del mundo, y una de las que contienen mayor profundidas. Apareció en Egipto de la mano del gran maestro Hermes, conocido entonces como Thot. Pasó luego a Grecia, dónde cogió el nombre que hoy le conocemos, y de dónde provienen la mayoría de manuscritos que conservamos.
Hermes Trismegistos, Hermes el tres veces grande; maestro de maestros. De él aprendieron muchos y sus enseñanzas penetraron en casi todas las doctrinas posteriores; los textos herméticos recogen la esencia más oculta en lo que parecen versos sencillos; pero que resultan ser de una profundidad casi insondable cuando se los analiza con detenimiento.
Los Textos Herméticos
El más conocido de todos puede que sea, sin lugar a dudas, el Kybalión. No hablaremos de él aquí sin embargo; aunque constituye una obra de gran importancia que contiene las leyes y mecanismos básicos de toda la existencia; una lectura más que recomendable para el que sienta intriga por estos temas.
También entre los más conocidos se encuentra la Tabla Esmeralda, un texto breve pero contenedor de grandes verdades. Todas ellas de una gran profundidad, en las que podemos detenernos a reflexionar y nos seguirán sorprendiendo día a día.
Para terminar aquí, mencionamos los no tan conocidos Himnos Herméticos. Poemas y cánticos de alabanza a Dios de los que se puede aprender mucho, cuya recitación y meditación son excelentes no solo para nosotros mismos sino para todo el mundo.
El Triple Trisagio
Hé aquí el conocido como el Triple Trisagio, un cántico de alabanza y petición:
Santo seas Tú, Oh Dios, Padre de los Universos.
Santo seas Tú, Oh Dios, pues Tu Voluntad
se perfecciona por medio de sus propias Potencias.
Santo seas Tú, Oh Dios, que quisiste
ser conocido y eres conocido por Tí mismo.
Santo seas Tú, que por la Palabra
hiciste consistente todo lo que existe.
Santo seas Tú, de Quien
Toda naturaleza se ha hecho a Imagen.
Santo seas Tú, pues Tu Naturaleza
de Forma nunca fue creada.
Santo seas Tú, más poderoso que todo poder.
Santo seas Tú, que trasciendes toda preeminencia.
Santo seas Tú, Tú mejor que toda alabanza.
¡Acepta las ofrendas puras de mi corazón, desde el
alma y el corazón siempre elevadas hasta
Tí, Oh Tú impronunciable,
incalificable, cuyo Nombre nada, salvo el
Silencio, puede expresar!
¡Escúchame a mí, te lo ruego, para que nunca
fracase en la Gnosis -Gnosis que es nuestra
naturaleza de ser común- y lléname con Tú
Poder y con esta Gracia Tuya, para que pueda
darles la Luz a aquellos que se encuentran en
la ignorancia del decurso de la Vida, mis
Hermanos u Tus Hijos!
Por esta causa creo y doy fe. Voy a la Vida y a
la Luz. Bendito seas Tú, Oh Padre. Tu Hombre
será santo como Tú eres santo, puesto que Tú le
diste plena autoridad para serlo.
La Gnosis – Razón y Conocimiento
Para los hermetistas los más importante era el conocimiento y la razón, la mente para ellos era la llave maestra de la puerta que podía abrir todos los mundos. La mejor ofrenda que un hermetista podía ofrecer era la de la razón y el conocimiento mismo.
Es aquí cuando debemos rememorar alguna máxima que a muchos sonará: «El conocimiento os hará libres», que también expresó Jesús.
De ahí que lo que se pida es precisamente razón, conocimiento y comprensión. Ese es el objetivo que se debe alcanzar. Debemos prepara nuestra mente para que sea capaz de percibir lo máximo de la Verdad que nos rodea y que no percibimos, a la que no prestamos atención.
El Triple Trisagio es una magnífica invocación para todos aquellos que deseen avanzar y comprender cada día un poco más y mejor todo aquello que les rodea, el mundo visible e invisible que se extiende frente a nosotros y del que somos parte integrante en nuestra totalidad.
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