Osiris, cuyo nombre egipcio es Asir o Usir (Asir es la transcripción de su jeroglífico), se le nombra en castellano con la forma helenizada Osiris era en un principio un dios agrario que fue adoptando rasgos de otros dioses como genio de los cereales, espíritu de la vegetación y ante todo dios de la Resurrección.
Dicen los textos funerarios que se fusiona con Ra en el Reino Nuevo, Osiris es el sol difunto y, en Heracleópolis Magna, se le denomina Osiris Naref.
Otro nombre por el que se le conoce es Unnefer («el que pone de manifiesto el bien»). «Príncipe de los dioses de la Duat» como dios de la muerte y del Más Allá. Los Textos de los Sarcófagos del Reino Medio lo identifican con el grano y con el trigo, símbolo de la semilla que muere para renacer más tarde en forma de espiga.
Mito
Osiris introduce en la religión las nuevas ideas del bien y del mal. En el mito inicial, Osiris (el bien), es asesinado por su hermano Seth (el mal) y cortó su cuerpo en catorce pedazos que esparció por todo Egipto. Su esposa y hermana Isis recuperaron amorosamente todos los miembros, excepto el viril, que se había comido el pez oxirrinco en el río Nilo.
Con la ayuda de su hijo adoptivo, Anubis lo embalsamó y, posteriormente, Isis con su poderosa magia logró insuflar nueva vida al cadáver momificado de Osiris, quedando embarazada de él. Con esa resurrección se establece el triunfo del bien sobre el mal.
Engendraron así a su único hijo, Horus, quien vengó la muerte de su padre, desterrando a Seth al desierto y recuperando el trono de Egipto, mientras que Osiris permanecería como rey de los muertos, en los fértiles campos de Aaru.
Los egipcios vieron en la resurrección de Osiris como el compromiso de una vida eterna. Creían que todos los hombres vivirían eternamente si se realizaban ceremonias funerarias similares a las efectuadas con Osiris, muerto y resucitado. Así desde el Imperio Medio era costumbre, en los textos funerarios, nombrar al difunto con el apelativo de «Osiris».
Iconografía
Se le representa casi siempre momificado, con la piel verde o negra y los atributos de la realeza, una corona Atef, el cayado heka y el látigo (mayal o nejej) o el cetro uas. El pilar dyed era su objeto sagrado. Aunque raramente, también se le representó con forma de cocodrilo, toro negro, garza, can o de gran pez.
Osiris, como dios agrario, tiene la piel de color verde, pues simboliza el color de la vegetación y la regeneración. El negro está asociado a la tierra negra y fértil que en cada inundación del Nilo aportaba nueva vida al campo. Hay una fuerte conexión simbólica entre el negro y la tierra fértil de Egipto: Kemet.
Misterios de Osiris
En Abidos se celebraban los «Misterios de Osiris», una de las más importantes festividades durante el Imperio Medio, que consistían en rememorar la muerte, entierro y resurrección de Osiris, con la consiguiente promesa de vida eterna para los asistentes y sus difuntos. Constaba de cinco partes:
1. La procesión, encabezada por Upuaut, que culminaba en un combate contra los enemigos de Osiris, como simbolismo de la expulsión de las fuerzas del caos;
2. La procesión funeraria de Osiris, como Jentyamentiu, por la necrópolis de Abidos;
3. El viaje en barca del dios hasta Poker, donde estaba su mitológica tumba (la que fue del faraón Dyer)
4. La noche de vigilia del difunto Osiris, con su posterior regeneración, transfiguración en espíritu y coronación (la parte más desconocida y secreta de los misterios)
5. Por último, el retorno gozoso de la imagen del dios a su templo de Abidos, entre la alegría general.
Templo
Según la tradición, en los catorce lugares donde Seth enterró cada parte del cuerpo de Osiris, los egipcios erigieron un templo:
1. En Abidos estaría su cabeza, y era Osiris-Jenti-Amentiu, el «Señor de los Occidentales» y se levantó un gran santuario de procesión para los egipcios. Era adorado como símbolo de la vida eterna.
2. En Busiris estaría la columna vertebral (asociada al pilar Dyed), y era dios principal de esta ciudad, de donde procedía la divinidad.
3. En Letópolis estaría el hombro izquierdo, o el cuello.
4. En Atribis estaría su corazón.
5. En Menfis también declaraban que estaba su cabeza.
Destrucción del culto
Todos los años visitaban Elefantina, y con determinada frecuencia tomaban la imagen de Isis, río arriba, hasta la tierra de los blemios con propósitos oraculares. Estas prácticas terminaron cuando Justiniano I envió al general Narsés a destruir los santuarios, detener a los sacerdotes y confiscasen las imágenes divinas, para llevarlas a Constantinopla. El culto de Osiris continuó hasta el siglo VI en la isla de File, en el Alto Nilo a pesar de los decisiones de Teodosio en los alrededores del año 390, para destruir los templos paganos.
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