Magia elemental parte 2

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Magia Elemental – El dominio de los Elementos (parte 2)

Magia Elemental – El dominio de los Elementos (parte 2)

El elemento agua, las Ondinas, Nereidas y Ninfas

Ondinas, Nereidas o Ninfas son el nombre que reciben los elementales del Agua según las distintas mitologías. Hadas del agua que se ofrecen, en ocasiones, para conducir al viajero desprevenido a través de brumas, pantanos y bosques para extraviarlos y ahogarlos. Dicen las leyendas que son bellísimas y que con su belleza seducen al viajero, lo raptan y lo llevan al fondo de su palacio de cristal donde los días pasan tan rápidos como minutos.

El aspirante a dominar el elemento Agua debe aprender a superar los cantos de sirena, los mismos que Ulises escucho atado al mástil de su barco, para no acabar convertido en animal.

Los cultos se concentran en numerosas ocasiones alrededor de las fuentes. Todo lugar de peregrinaje conlleva su punto de agua y su fuente, ya que el elemento Agua puede curar en razón de las virtudes que posee. La Iglesia se levantó muchas veces en contra de esa devoción popular, que siempre ha considerado el valor y mágico de las aguas; es común que numerosos lugares, considerados mágicos a nivel del pueblo, se cristianizaran para acabar con esas prácticas mágicas. Pero las consideradas «desviaciones paganas» no se extinguieron y no consiguieron convertirlas en supersticiones; el sentido de lo mágico está demasiado vivo en la mente y en la imaginación de los hombres.

El elemento fuego y las Salamandras

Las salamandras son animales que los antiguos asociaban al elemento Fuego y se decía que podían vivir entre las llamas sin quemarse. Esta especie de tritón es una manifestación viviente del poder sobre el fuego, para avivarlo o apagarlo.

Los alquimistas la asociaban con la Piedra Filosofal, el azufre al rojo.

El poder del elemento Fuego procede del poder sobre nuestras propias pasiones: la persona demasiado pasional, que cede por ejemplo a los arrebatos de ira o de pasión, no podrá mandar a los elementales del Fuego.

Las visiones, los profetas y los videntes asocian el Fuego al propio Dios en la Zarza Ardiente, en las visiones de los serafines por parte de Ezequiel y tantas otras manifestaciones; pero no debemos olvidar que también hablan del fuego del infierno, por lo tanto puede ser un elemento purificador o destructor.

La purificación por el fuego es complementaria a la purificación por el agua, y es por ello que estaban presentes en los ritos iniciáticos.

El elemento Tierra y los gnomos

Los gnomos o pigmeos son los genios de la tierra que acompañan a las hadas en muchas tradiciones. Mientras que las hadas son de apariencia aérea, los gnomos se asocian con las grutas y cavernas donde ocultan sus talleres de herreros. Allí fabrican, con la ayuda de los elfos, espadas maravillosas o lanzas como símbolos de poder. Permanecen ligados al mundo subterráneo de donde proceden las fuerzas oscuras y por eso conocen todos los secretos de la Naturaleza. Pueden servir de guías o consejeros, ya que son los guardianes del Secreto y del Tesoro.

En la mitología clásica se daba el nombre de pigmeos a los súbditos de Genara, reina a las que sus vasallos adoraban como diosa. Los verdaderos dioses, a los que Genara despreciaba, la castigaron convirtiéndola en grulla y la condenaron a revolotear incesantemente en torno a la casa donde su hijo se criaba, pese a que los pigmeos hacían todo lo posible para ahuyentarla.

El elemento aire

El Aire es junto con el Fuego un elemento activo, macho, mientras que la Tierra y el Agua se consideran materializantes, mientras que el Aire es un símbolo de espiritualización. Es el mundo sutil entre el Cielo y la Tierra y su dominio nos permite mandar sobre el soplo vital. Símbolo de la vida invisible y de la purificación del cuerpo, de la mente y del espíritu.

El gran Paracelso se extiende en profundidad, sobre lo anteriormente expuesto, en su maravilloso Libro de las Ninfas, los Silfos, los Pigmeos, las Salamandras y demás Espíritus.

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