Paracelso

Paracelso, el médico alquimista

Paracelso, el médito alquimista, nació en Einsielden (Suiza) en 1493 bajo el nombre de Théophrast Bombast von Hohenheim. Estudió en Ferrara la carrera de medicina, donde ya tuvo sus primeros enfrentamientos con la comunidad médica tradicional. Fué un viajero incansable que escandalizaba a los más conservadores por su inconformismo. Médicos y boticarios le aborrecían.

Aprendió alquimia con el abate Jean de Tritheim y se convirtió en un gran mago. Fue el propulsor de Mesmer y sus teorías sobre el magnetismo, puesto que desde siempre empleaba imanes para diversas curas.
En los luteranos encontró aún más enemigos, puesto que Paracelso propugnaba la omnipotencia de la fe.
Paracelso fue un renovador de la ciencia de la medicina, incorporando la comprensión de la naturaleza, el estudio de los remedios mediante la teoría de las «signaturas» (que posteriormente Hahnemann desarrolló hasta crear lo que hoy conocemos como homeopatía), la patología general
y la observación clínica.
Falleció en 1541.

Las Siete Reglas de Paracelso

El gran alquimista Paracelso (1493 – 1541) es uno de los más conocidos personajes dentro del esoterismo, especialmente conocido por sus obras de botánica mágica, alquimia y astrología. Hoy referiremos aquí las Siete Máximas por las que se guiaba este sabio renacentista, unas leyes que se han mantenido desde antiguo y que siguen siendo válidas en el mundo de hoy.

1 – Cuidar la Salud: Lo primero es mantener nuestro cuerpo en un estado saludable, para que pueda servirnos de la forma más perfecta posible. Para ello respiraremos correctamente siempre que podamos, honda y profundamente mientras nos relajamos; beberemos sobre los 2l de agua al día, nos abstendremos de hábitos poco saludables como el consumo de alcohol o drogas; procuraremos hacer una dieta equilibrada, etc.

2 – Cuidar nuestras emociones: Para ello debemos desterrar de nuestro ánimo, por más motivos que puedan existir, toda idea de pesimismo, odio, rencor, tedio, tristeza, venganza y pobreza. Debemos ir también más allá, y cuidarnos de no relacionarnos con personas negativas, maldicientes y cuyos valores estén subvertidos; pues esas personas envenenan, poco a poco, nuestra alma y tratan de convencernos de que sigamos su ejemplo. Por ello, nos dice Paracelso, es muy importante cuidar nuestras amistades y la gente con la que nos relacionamos si queremos avanzar.

3 – Hacer todo el Bien posible: Auxilia a todo aquél que puedas y veas que lo necesite; pero no sientas por él debilidad ni tristeza, pues eso le condenaría y haría inútil tu esfuerzo. Debemos cuidar nuestra energía para que se impregne únicamente de lo bueno, sin dejar que sentimientos como los que veíamos en el apartado anterior tengan lugar.

4 – Olvidar las Ofensas: A lo largo de nuestro camino van a ser muchos los que nos ofenden, o los que traten de hacernos mal, pero no debemos prestarles atención. Debemos esforzarnos para desear el mayor bien posible incluso a nuestro mayor enemigo.
Nuestro cuerpo es un templo, y nosotros somos seres de luz. Por ello no podemos dejar que el odio o el ansia de venganza aniden en él. Por el contrario, nos protegeremos y desearemos el bien para todo el mundo, pues sabemos que todos somos hijos de Dios. Gracias a esto seremos capaces de vencer todos los problemas que se nos presenten.

5 – Relajación: Es aconsejable, siempre que se pueda, tomar un tiempo para relajar el cuerpo, la mente y el espíritu. Podemos coger un tiempo diario (media hora o veinte minutos) y dedicarlo a sentarnos cómodamente y aquietar nuestra mente. A liberarnos de todo pensamiento dejando la mente en blanco.
Tratemos de saber que en ese tiempo nadie va a molestarnos, hará que nos relajemos más fácilmente. El estado de recogimiento va a favorecer la fuerza de nuestro cuerpo, mente y alama, nos ayudará a conectar con las buenas energías y, a su vez, propiciará que las grandes ideas fluyan con naturalidad; pues la mente en calma es capaz de canalizar con mayor facilidad.

6 – Guardar Silencio: El silencio sobre nuestras actividades personales es de suma importancia. Como sabemos, la energía mental de las personas puede jugar en nuestro favor o en nuestra contra; por ello debemos vigilar mucho lo que decimos y a quién lo decimos; especialmente mientras empecemos a descubrir cosas.
¿Por qué? porque los sentimientos de los demás respecto a nosotros nos pueden perjudicar aun si son involuntarios. Podemos sentirnos felices de estar descubriendo muchas cosas, y contarlo, pero otras personas pueden pensar que es una tontería, o pueden sentir envidia y desear que no avancemos, etc. Por ello nos cuidaremos y guardaremos el más absoluto silencio al respecto. Tanto en esto como en nuestras actividades mágicas, sobre las que nadie debe tener noticia si queremos que se cumplan con la máxima facilidad posible.

7 – Desterrar el Miedo: Jamás podemos temer a hombre alguno o al día de mañana. Somos hijos del Eterno y sólo Él tiene la capacidad de juzgarnos. Si nosotros somos limpios, nada hay que debamos temer. Si no lo somos, igualmente lo que nos suceda será nuestra responsabilidad y nos lo dará el Eterno con justicia. Por ello debemos comprender que los que nos hacen bien o mal solamente son las piezas que usa el Eterno para darnos o quitarnos algo.

Si nos cuidamos de cumplir con estas sencillas normas, pronto veremos como las cosas empiezan a cambiar para bien. Descubriremos lo que siempre hemos querido saber paulatinamente y nuevas puertas se abrirán ante nosotros siempre que nos mantengamos fieles a cumplirlas.

Si, como pudiera ser, jamás nos hemos cuidado de estos aspectos, no pretendamos abarcarlos todos al mismo tiempo. Empecemos progresivamente a cumplirlos primero a un nivel superficial y luego ya profundizaremos en medida de nuestras posibilidades.

Lo realmente importante es la voluntad de cumplirlos y irnos corrigiendo día a día aquello que hagamos mal. Si nuestro objetivo sincero es el Bien, veremos que el camino es sencillo y poco a poco cumpliremos con todos estos preceptos, por así llamarlos.

Recordemos siempre que la paciencia y la voluntad son nuestras mejores herramientas.

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